
Montaña Amarilla, un espacio mágico en La Graciosa
Si algo te sorprende cuando visitas La Graciosa, es que pueda albergar tal cantidad de lugares idílicos para el tamaño tan reducido que tiene.
Lo logra con sus contrastes, con la variedad de formas geológicas y con la mezcla de colores de sus postales.
Arena, vegetación, rocas volcánicas, se dan cita en este enclave que hace las delicias de todo el que la visita, destino privilegiado de los amantes de la naturaleza y de sus secretos mejor guardados.
En La Graciosa convergen todos ellos, dando lugar a un paisaje que no encontrarás fácilmente en otro lugar.
Uno de esos rincones que te dejarán con la boca abierta es, sin lugar a dudas, Montaña Amarilla.
En La Graciosa hay cuatro conjuntos volcánicos, lo que hace de esta isla uno de los lugares más especiales del archipiélago Chinijo.
Es un pequeño cono volcánico, de 172 metros de alto, en cuya falda se aloja una cala que es parada obligatoria para cualquier visitante: la Playa de la Cocina.
Se trata de una pequeña cala albergada por Montaña Amarilla, de unos 50 metros de longitud, que, al mezclarse con el paisaje volcánico, convierten su vista en una foto donde se mezclan los colores amarillo, ocre, dorado, marrones y turquesa.
Debe este color a su origen volcánico.En el momento de la erupción que la originó, el magma se mezcló con el agua del mar.
Desde su orilla podrás admirar la costa noroeste de Lanzarote, y también el risco de Famara y su playa.Con un poco de suerte, si el día se presenta despejado, alcanzarás a disipar la ruta del jable entre Tiagua, Soo y Tao.
La corriente del océano mantiene a la playa y su arena siempre limpias, invitan al baño y a practicar snorkel.
Podrás descubrir los secretos de esta Reserva Marina y de Punta de la Cocina, una zona de inmersión con pasillos, arcos y cuevas donde, con gafas y tubo, podrás observar la naturaleza sumergida de este punto, como briotas, anémonas gigantes, águilas de mar y obispos.
Si algo caracteriza a este trozo de costa, es su absoluta tranquilidad, lo que hace de ella un sitio idóneo para ir con niños.
Sin embargo, a pesar de sus mareas tranquilas y de que sus aguas siempre están en calma, recuerda que es una playa sin servicios de guardacostas ni asistencia sanitaria, por lo que recomendamos no bajar la guardia nunca.
Por este mismo motivo, y al tratarse de una playa en la que la sensación de calor aumenta, debido a su localización tan resguardada, te aconsejamos llevar agua y comida suficientes tanto para la estancia en la playa como para el trayecto de ida y vuelta.
Además, claro, de otras precauciones relacionadas con la exposición al sol y el trayecto a pie (si eliges ir así): protección solar, calzado cómodo y hacer todas las pausas necesarias para el grupo con el que vayas.
Si decides pasar el día en esta calita, no te pierdas el atardecer desde la playa de la Cocina, para ver cómo la montaña adquiere los tonos amarillos según el sol se va poniendo.
Hay muchas maneras de llegar a este rincón sin igual de La Graciosa.Lo más frecuente es llegar a pie o en bici, siguiendo la ruta marcada y muy bien señalizada, o en taxi 4×4, que por unos 25 euros te llevará hasta la Playa de la Francesa y desde donde podrás caminar hasta Montaña Amarilla.
Esto te supondrá un paseo de unos 10 minutos y en el que podrás ir admirando el paisaje y su belleza, por un sendero que no supone ninguna dificultad.
Si decides ir a pie o en bici, será un trayecto de unos 6 kilómetros desde Caleta de Sebo. El paseo te llevará en torno a una hora y media y en bici unos 25 minutos.
Si llegas en bicicleta, tendrás que dejarla en el aparca bicis que hay justo antes de llegar a la playa y realizar el resto del camino, unos diez minutos, a pie.
El sendero pasa por la playa del Salado y la Francesa, y salvo la bajada a la Playa de la Cocina, que tiene un desnivel algo más acentuado, el resto es un camino sencillo en general.
Cuando ya estés llegando a Montaña Amarilla, encontrarás un pequeño sendero (las huellas de las personas que siguen este recorrido te guiarán) y si continúas por él, podrás llegar hasta la cima.
No te lo pierdas, desde allí podrás contemplar casi toda la isla, y los otros tres conjuntos volcánicos. Sin duda, un regalo para la vista.
No te despistes a lo largo de tu recorrido, porque podrás contemplar la fauna y flora de la zona, que se compone de gaviotas argénteas, pardelas cenicientas, petreles de Bulwer y otras especies, además de las plantas como el balancón y el salado blanco, que consiguen salir adelante a pesar de la salinidad y aridez de este rincón.
VOLVERLo logra con sus contrastes, con la variedad de formas geológicas y con la mezcla de colores de sus postales.
Arena, vegetación, rocas volcánicas, se dan cita en este enclave que hace las delicias de todo el que la visita, destino privilegiado de los amantes de la naturaleza y de sus secretos mejor guardados.
En La Graciosa convergen todos ellos, dando lugar a un paisaje que no encontrarás fácilmente en otro lugar.
¿Un volcán con una playa en su falda? Sí, es posible
Uno de esos rincones que te dejarán con la boca abierta es, sin lugar a dudas, Montaña Amarilla.
En La Graciosa hay cuatro conjuntos volcánicos, lo que hace de esta isla uno de los lugares más especiales del archipiélago Chinijo.
Es un pequeño cono volcánico, de 172 metros de alto, en cuya falda se aloja una cala que es parada obligatoria para cualquier visitante: la Playa de la Cocina.
Se trata de una pequeña cala albergada por Montaña Amarilla, de unos 50 metros de longitud, que, al mezclarse con el paisaje volcánico, convierten su vista en una foto donde se mezclan los colores amarillo, ocre, dorado, marrones y turquesa.
Debe este color a su origen volcánico.En el momento de la erupción que la originó, el magma se mezcló con el agua del mar.
Desde su orilla podrás admirar la costa noroeste de Lanzarote, y también el risco de Famara y su playa.Con un poco de suerte, si el día se presenta despejado, alcanzarás a disipar la ruta del jable entre Tiagua, Soo y Tao.
La corriente del océano mantiene a la playa y su arena siempre limpias, invitan al baño y a practicar snorkel.
Podrás descubrir los secretos de esta Reserva Marina y de Punta de la Cocina, una zona de inmersión con pasillos, arcos y cuevas donde, con gafas y tubo, podrás observar la naturaleza sumergida de este punto, como briotas, anémonas gigantes, águilas de mar y obispos.
Si algo caracteriza a este trozo de costa, es su absoluta tranquilidad, lo que hace de ella un sitio idóneo para ir con niños.
Sin embargo, a pesar de sus mareas tranquilas y de que sus aguas siempre están en calma, recuerda que es una playa sin servicios de guardacostas ni asistencia sanitaria, por lo que recomendamos no bajar la guardia nunca.
Por este mismo motivo, y al tratarse de una playa en la que la sensación de calor aumenta, debido a su localización tan resguardada, te aconsejamos llevar agua y comida suficientes tanto para la estancia en la playa como para el trayecto de ida y vuelta.
Además, claro, de otras precauciones relacionadas con la exposición al sol y el trayecto a pie (si eliges ir así): protección solar, calzado cómodo y hacer todas las pausas necesarias para el grupo con el que vayas.
Si decides pasar el día en esta calita, no te pierdas el atardecer desde la playa de la Cocina, para ver cómo la montaña adquiere los tonos amarillos según el sol se va poniendo.
Todos los caminos llevan a Montaña Amarilla (o cómo llegar)
Hay muchas maneras de llegar a este rincón sin igual de La Graciosa.Lo más frecuente es llegar a pie o en bici, siguiendo la ruta marcada y muy bien señalizada, o en taxi 4×4, que por unos 25 euros te llevará hasta la Playa de la Francesa y desde donde podrás caminar hasta Montaña Amarilla.
Esto te supondrá un paseo de unos 10 minutos y en el que podrás ir admirando el paisaje y su belleza, por un sendero que no supone ninguna dificultad.
Si decides ir a pie o en bici, será un trayecto de unos 6 kilómetros desde Caleta de Sebo. El paseo te llevará en torno a una hora y media y en bici unos 25 minutos.
Si llegas en bicicleta, tendrás que dejarla en el aparca bicis que hay justo antes de llegar a la playa y realizar el resto del camino, unos diez minutos, a pie.
El sendero pasa por la playa del Salado y la Francesa, y salvo la bajada a la Playa de la Cocina, que tiene un desnivel algo más acentuado, el resto es un camino sencillo en general.
Cuando ya estés llegando a Montaña Amarilla, encontrarás un pequeño sendero (las huellas de las personas que siguen este recorrido te guiarán) y si continúas por él, podrás llegar hasta la cima.
No te lo pierdas, desde allí podrás contemplar casi toda la isla, y los otros tres conjuntos volcánicos. Sin duda, un regalo para la vista.
No te despistes a lo largo de tu recorrido, porque podrás contemplar la fauna y flora de la zona, que se compone de gaviotas argénteas, pardelas cenicientas, petreles de Bulwer y otras especies, además de las plantas como el balancón y el salado blanco, que consiguen salir adelante a pesar de la salinidad y aridez de este rincón.